La línea de palitos de maíz, popularmente conocida como chicitos, es una de las propuestas que ofrece CAUQUEVA al agregarle valor a nuestros productos tradicionales. Para conocer su proceso conversamos con Jorge Vilte, coordinador de producción en nuestra planta, en la entrada norte de Maimará.
Nos cuenta que se acopian maíces capia que ya llegan desgranados. “Son de zonas como Humahuaca, Huacalera, Purmamarca, Tumbaya. Se los aventa bien para limpiarlos y se los manda al molino, donde se los muele en grueso, tipo frangollo. La harina fina la usamos para los fideos, para la elaboración de chicitos la usamos gruesa”, nos explica.
Paralelamente se eleva la temperatura de las máquinas durante algo más de una hora, “y vamos pesando de a quince kilos para volcar en la tolva. Allí echamos el maíz y una porción breve de agua. Eso hace que se expanda”.
Tras sacarlo de la máquina se lo deja reposar 24 horas, y se le agregan las especies.
Hay una variedad “Natural”, que es maíz y agua. El “Picante” lleva ají, tomillo, orégano, apio, cebolla, sal y pimentón. El “Especial” es como el “Picante” pero sin ají, y los “Morados” llevan queso y cebolla. Se usa aceite de oliva y en ningún caso elementos químicos.
Nos dice que “la verdura se compra acá en la zona y se la diseca en la planta de la Cooperativa antes de ir al molino. Los distintos agregados, como el aceite de oliva, son libres de gluten debidamente certificados. Todo el proceso”, subraya, “es libre de gluten”. En tres días están envasados en 100 y en 50 gramos, ocupando el trabajo de tres personas. “Ahora estamos produciendo 1.000 paquetes de cada variedad por mes, pero si sube la demanda habrá que hacer más”, finaliza por contarnos.